De como nos integramos al integrar las TICS a la escuela
- Año: 2007
- Docentes: Néstor Torres, Nora Pelissero, Hariel Ladomega, Mariela Pérez Balaudo, Patricia Farías, Guillermo Pérez, Hugo Valderrey, Elisa Arroyo, Silvia Spinelli
Síntesis
Las TICs en el escenario escolar. Relato de un trayecto de aprendizaje.Descripción
Formar parte de Integra significó para nosotros, una importante experiencia de aprendizaje. Tuvimos que invertir tiempo de estudio, análisis y discusión, para llegar a comprender los diferentes niveles de integración de las TICs a la práctica escolar y la manera en que ésta podía contribuir a modificar las formas más tradicionales de enseñanza.
Los inicios…
El Ministerio de Cultura y Educación de La Pampa nos convocó, a nosotros, escuela Técnica de General Pico, a participar en el Proyecto Integra, cuyo fin era la creación de un Centro de Innovación25 que promoviera el uso de las tecnologías. Para ello formamos un equipo de trabajo que diseñó un proyecto institucional de integración de TICs.
Al equipo inicial formado por cinco personas que asumieron diferentes roles (administrativos, pedagógicos, tecnológicos y de evaluación) se sumaron luego, seis profesores más, cada uno referente de una de las áreas de conocimiento: ciencias exactas, ciencias naturales, lengua y literatura y ciencias jurídicas/contables y una que sería la responsable de la comunicación y difusión del proyecto.
Al principio creímos que esta diferenciación era burocrática, que sólo estaba relacionada con la formalidad y requisitos del proyecto general, luego, al ponerlo en marcha nos dimos cuenta que la organización y división de tareas nos posibilitó el óptimo funcionamiento, no sólo del equipo, sino del grupo humano. Cada uno desde su área, realizó aportes que enriquecieron el producto final. Aunque las discusiones y los desacuerdos estuvieron presentes, primó un espíritu constructivo, un buen clima de trabajo y una gran solidaridad.
Logramos consolidar un equipo de trabajo armónico pero, que al mismo tiempo, debate y realiza un verdadero intercambio.
Integra: el universo de lo desconocido…
A partir del formulario que debíamos completar para formalizar nuestra participación en el proyecto, empezamos a transitar por lugares hasta entonces desconocidos para nosotros, pero que nos ayudaron a pensar en una propuesta escolar que incorporara las tecnologías de la información y la comunicación.
Integra era un proyecto de la Unión Europea donde había diversas instituciones, organismos y jurisdicciones que intervenían, cada uno con su sigla respectiva (AE - IIPE - PUCV, ISMB)26 que debíamos aprender.
Participaban también tutores - profesores de diferentes países, con otras culturas que monitoreaban el diseño y la implementación del proyecto vía telefónica, por correo electrónico y, en algunos casos, personalmente. En ese momento Integra, era para nosotros, el universo de lo desconocido, un proyecto del que debíamos apropiarnos para poder avanzar.
Tuvimos que empezar a pensar en términos de productos, una expresión que en educación nos remitía a viejas discusiones -no del todo superadas-: la falsa antinomia entre procesos y productos, la lógica tecnocrática y el discurso importado de la economía y la gestión al ámbito educativo que nos producía tanto rechazo y hasta enojo. Sin embargo, más adelante y a partir del trabajo que realizamos pudimos revalorizar la idea de "productos" y darle otro sentido, al relacionar productos con "procesos" en función de un objetivo pedagógico.
PAMPIN… el problema, las acciones, el proyecto.
Pampin, la abreviatura de pampeanos integrados, fue el nombre que elegimos para nuestro proyecto. Es la síntesis de la idea central de la propuesta, la posibilidad de que alumnos y docentes de la provincia puedan formar parte del desafío de innovar en las prácticas pedagógicas.
Ya en la puesta en marcha de la propuesta, focalizamos en tres aspectos: la capacitación docente, el diseño de materiales pedagógicos digitales, y la construcción de un portal educativo. Sin embargo, no faltaban las preguntas, las dudas, la incertidumbre: ¿Qué significaba integrar las nuevas tecnologías en el aula? ¿Por qué integrar la tecnología? ¿Qué beneficios nos traería? ¿Cómo lograrlo? ¿Qué necesitábamos para ello?
El proyecto se originó en una situación problema que detectamos en nuestra escuela: el predominio de prácticas pedagógicas centradas en formas tradicionales de transmitir contenidos que no posibilitan la construcción de conocimiento por parte del alumno.
Pensamos que la innovación era posible si trabajábamos con propuestas de acciones colaborativas entre docentes y alumnos, y utilizábamos las herramientas informáticas como medio para la creación de material educativo multimedial. Pretendíamos favorecer la construcción de una cultura institucional de colaboración en los diferentes espacios curriculares de nivel Polimodal.
Intuíamos al inicio, que la incorporación de las TICs en los proyectos de clase, era una estrategia que podía posibilitar la modificación de las prácticas de enseñanza, pero no sabíamos muy bien cómo se iba a producir este cambio. Partíamos de algunas certezas: la integración de TICs debían ser acompañadas con procesos de reflexión sobre la propia práctica de los docentes. Estábamos convencidos de que el nuevo desafío de la utilización de TICs en educación implica alejarse de una visión tecnocrática y avanzar hacia un enfoque donde la tecnología sea un elemento estructurante de una nueva forma de enseñar y aprender. Estos nuevos medios reclaman la existencia de una nueva configuración del proceso didáctico y metodológico tradilcionalmente usado en nuestras instituciones, donde el saber no tenga que recaer en el profesor y la función del alumno no sea la de mero receptor información. (Panissal, Nancy, 2004)27.
La capacitación de los profesores junto con el diseño y puesta en marcha de un portal educativo que propicie un espacio de encuentro entre docentes y alumnos para elaborar, usar y difundir productos o recursos multimediales fueron las estrategias a las que apostamos. En la actualidad, dicho portal presenta recursos variados para docentes y alumnos: guías de trabajo, proyectos de investigación, correo electrónico, chat, foros, boletín de novedades, etc.
Si no fuera por todos… nadie sería nada
Las discusiones en el interior del equipo estuvieron a la orden del día. Quizá este fue uno de los aspectos que nos convirtió en grupo. Nos preguntábamos ¿Qué son las TICs? ¿Para qué? ¿Por qué incorporarlas al aula? ¿Qué nivel de dominio de la herramienta tecnológica se necesita para pensar en el diseño de proyectos de aula?
Junto con las preguntas aparecieron también los miedos, las angustias y los mecanismos de defensa. Con el tiempo… búsquedas, estudio, visita a otros portales y orientación del tutor28 mediante, descubrimos que para integrar las TICs, no debíamos empezar por la tecnología sino por el aprendizaje. Entonces pensamos que si nos posicionamos en un área de conocimiento determinado, considerábamos los contenidos y los procedimientos, si analizábamos los procesos de aprendizaje que estaban implicados, es en ese punto era posible la aparición de la herramienta tecnológica para generar aprendizajes. Hariel, nuestro referente tecnológico, nos contestó: es cierto, pero para evaluar el potencial de una herramienta hay que conocerla primero… Comenzó de este modo un largo proceso de discusión que ponía de manifiesto la tensión entre la tecnología y la pedagogía.
El lugar que el portal educativo tenía en el proyecto, generó muchas discusiones. Para los "tecnológicos" era el eje del proyecto y había que empezar por ahí. Para las pedagogas el portal sólo podía ser el resultado de un proceso y antes, había que empezar por la capacitación para que los profesores diseñen materiales curriculares con TICs. Entonces el desafío fue pensar, sin soslayar la dimensión pedagógica del proyecto, cuál era el beneficio para los alumnos. De apoco nos dimos cuenta de que en realidad las respuestas estaban en el equilibrio.
Teníamos que construir un proyecto que aliviara la tensión tecnología versus pedagogía, sin poner el peso más en un aspecto que en el otro porque ambas dimensiones eran importantes y ninguna podía ser excluida. De este modo, la estrategia para pensar los niveles de integración de las TICs en la escuela surgió al evaluar el potencial cognitivo que las herramientas tecnológicas tienen para el aprendizaje.
Con el proyecto en marcha… ¿perdimos el rumbo?
Teníamos en claro que la capacitación era una estrategia que nos iba a permitir instalar en los docentes el tema de la incorporación de las TICs en la escuela, generar un espacio de reflexión de la propia práctica y producir recursos educativos que serían socializados a través del portal. Con esta idea organizamos las capacitaciones.
La reflexión sobre las prácticas y la incorporación de las TICs como estrategia de cambio fue un proceso difícil de concretar. Por un lado, estaba el conocimiento práctico sobre el oficio del docente. Un saber que no es consciente y que muchas veces se ha naturalizado y construido a lo largo de la biografía escolar, condicionando las prácticas de enseñanza, generando un alto nivel de resistencia al cambio. De allí que nuestros colegas docentes se mostraran reticentes a la propuesta de reflexionar y explicitar los supuestos que orientaban su práctica. Por el otro lado, se planteó la necesidad de conocer las TICs, analizar cuáles eran sus relaciones con el aprendizaje y reflexionar sobre ellas y su impacto luego de haberlas incorporado a la actividad del aula.
Las TICs y su uso en el aula suelen ser aspectos desconocidos por los docentes. En muchas ocasiones representan una amenaza a la percepción que tienen sobre lo que es su rol en el aula (los alumnos suelen manejar más las tecnologías que los docentes). El desafío es utilizar las TICs no sólo cómo una herramienta de comunicación, sino como un recurso que posibilita aprendizajes diferentes. Para ello fue preciso cambiar el paradigma de enseñanza: de aquel centrado en dar información al alumno, a otro que focaliza en el planteo de actividades de aprendizaje donde son los estudiantes quienes gestionan la información. La búsqueda y copia de información ya no es una dificultad, el reto es pensar qué puede hacer el alumno, en términos de actividades de aprendizaje, con dicha información, es decir como la gestiona en pos de un objetivo pedagógico.
A estas conclusiones llegamos luego de un largo proceso. Pero antes, las contramarchas de las primeras instancias de capacitación, el universo extraño que representaba Integra al inicio y las condiciones de trabajo que tardaron en definirse nos hicieron perder el rumbo del proyecto. La intervención oportuna del tutor, nos ordenó el trabajo, nos hizo volver al proyecto para reconsiderar las palabras claves que habíamos definido al planificarlo: capacitación; diseño de materiales; portal educativo.
Finalmente nos dimos cuenta: que incorporar las TICs supone un proceso que no se agota en una instancia de capacitación. La integración, tiene diversos niveles, alcances y profundidades: desde el simple uso de la Tecnología como un instrumento -utilizar Word para escribir una guía de aprendizaje- hasta la selección de una herramienta tecnológica necesaria para lograr determinados procesos de aprendizaje.
Nuestra dificultad había residido en el trabajo en simultáneo, ya que se habían desdibujado los roles de cada integrante del equipo. Recuperados los roles asignados, diseñamos un plan de trabajo, y de acuerdo al mismo pudimos, de ese modo, producir diferentes líneas de acción.
¿Sólo se trataba de integrar tecnologías?
Ahora somos concientes de que hicimos un recorrido formativo en el campo de la incorporación de las nuevas tecnologías a la educación y que esto involucra muchos aspectos. Al iniciar este camino, tuvimos que superar los temores más comunes, muchos colegas nos decían: yo no sé nada de tecnología; no sé si esto es aplicable a mi escuela, a mi espacio curricular, a mis alumnos; no tenemos los recursos; no tengo tiempo y esto me demora aún más. Pero lo intentamos e integramos mucho más que las nuevas tecnologías.
Integramos nuestros saberes y experiencias para comprender las distintas maneras de concebir las TICs, avanzamos hacia una visión no técnica acerca de su uso en la enseñanza, conciliamos las miradas tecnológicas y pedagógicas. Descubrimos herramientas que nos permitieron repensar nuestras prácticas y crear nuevos entornos para potenciar el aprendizaje de nuestros alumnos. Nuestro recorrido se inició con el desarrollo de competencias tecnológicas básicas para luego avanzar hacia el uso de software más sofisticados y explorar las posibilidades de Internet para desarrollar proyectos colaborativos.
Nos integramos en tanto equipo de trabajo: aprendimos a discutir ideas, a tomar decisiones, a distribuir responsabilidades, a colaborar con otros. A detectar nuestras necesidades (de capacitación, de recursos materiales, técnicos, humanos, etc.) para poder llevar a cabo este proyecto, a gestionarlas para atenderlas. A desarrollar habilidades de planificación estratégica, a que las ideas no queden en el aire, a concretar propuestas, a organizar y respetar mejor los tiempos. También pudimos planificar el seguimiento y evaluación de las acciones. Nos integramos para poder darnos cuenta que en este desafío de incorporar las tecnologías en nuestras escuelas, lo importante es la actitud para abrirnos y abrir nuestras escuelas al mundo.
Nos integramos para darnos la oportunidad de aprender aquellas cosas que nos parecían que no son para nosotros. Así aprendimos fundamentalmente que no todo tenemos que hacerlo solos. Que está bueno sentarse a trabajar con otros porque lo que a uno le resulta difícil y hasta imposible, con otros se torna realizable. Y si el otro piensa distinto, mejor, porque nos obliga a poner en duda nuestros supuestos.
Aprendimos que esos otros no son sólo los otros docentes que vemos todos los días en nuestras escuelas sino también, aquellos a los que vimos pocas veces a lo largo del proyecto, o a los que no vimos nunca, pero con los que pensamos juntos a través de un foro, un chat o un e-mail. Y que esos otros con quienes aprendemos también son nuestros alumnos quienes nos demostraron su apertura por explorar con nosotros nuevas experiencias escolares.
Nos integramos para aprender que si esto fue bueno para nosotros también puede serlo para otros. Que un proyecto se hace sostenible cuando permitimos que llegue a los demás, cuando contamos lo que hacemos, cuando invitamos a otros a participar, cuando ofrecemos nuestra experiencia y nuestros conocimientos para que otros realicen su propio proyecto y su propio recorrido.